Repercusiones de los Pecados

La revolución sexual ha entrado en la iglesia... pero la esperanza está en la guerra espiritual, la disciplina y la liberación. El mensaje ahora es un llamado al arrepentimiento. Desde nuestros corazones hasta el Trono de Misericordia y Gracia, se eleva un clamor de perdón por nuestras acciones egoístas y nuestra rebeldía contra la guía de Dios sobre la justicia. Jesús está a la diestra del Padre, sentado en su Trono, y está listo para escuchar, perdonar, sanar y liberar a cada uno de nosotros de las cadenas de Satanás. Ni la nación ni el individuo pueden escapar de las consecuencias de desobedecer los mandamientos de Dios. La Biblia nos advierte que «la paga del pecado es muerte» (Rom. 6:23) y que «el camino del transgresores es duro» (Prov. 13:15). A menos que estas obras de la carne se mortifiquen rápidamente, se convierten en fortalezas demoníacas. Sembrar para la carne produce corrupción, y la corrupción proporciona un banquete para los espíritus inmundos. La consecuencia inevitable de la contaminación es la pérdida de la comunión con un Dios santo. «Seguid... la santidad, sin la cual nadie verá al Señor» (Hebreos 12:14). ¿Valen los placeres fugaces del pecado la pérdida de nuestra comunión con Dios? Las armas de nuestra guerra son poderosas para derribar las fortalezas demoníacas y sexuales.